El objetivo de este texto es reflexionar sobre la enseñanza de la lengua en un entorno multicultural. Muchos de los niños y niñas que llegan a España (y los que no) van a la escuela con el objetivo principal de aprender y mejorar, porque así es más fácil su integración social. Como dice Galera Noguera (2003, p. 162), “la escuela debe cumplir un papel fundamental para que los niños aprendan a hablar español, si no es su lengua madre, y a desarrollar su competencia comunicativa”. Concretamente, enfocaremos este tema en cómo enseñar español en grupos heterogéneos, los cuales definiremos a continuación.
Desde la perspectiva de la enseñanza de las lenguas, un grupo heterogéneo es aquel en el que es tal la diversidad (cultural, principalmente) que se necesita de la adaptación y flexibilidad de las técnicas de enseñanza por parte de la docencia. Estos se diferencian de los grupos homogéneos en que en el aula hay alumnos y alumnas con diferentes niveles de competencia en español, debido a sus diferentes procedencias, contextos y culturas. En el caso concreto de las aulas españolas, la distribución de niños y niñas inmigrantes es desigual dependiendo de las zonas. El origen del alumnado es importante porque cada cultura tiene sus rasgos de identidad y una actitud particular en el proceso de escolarización y diferentes dificultades para el aprendizaje español (Martín Vegas, 2018).
Por este motivo, la enseñanza de la lengua debe centrarse tanto en aspectos gramaticales y ortográficos, como en el desarrollo de habilidades comunicativas que permitan a los estudiantes expresarse adecuadamente en diferentes contextos (Montaño-Salazar et al., 2023). A este especto, el léxico es un componente esencial en el aprendizaje de una lengua, ya que permite una comunicación efectiva. No solo implica conocer palabras; también supone comprender, retener y usar el vocabulario en redes asociativas de significado dentro de esquemas de conocimiento culturales. Por esto, no siempre es recomendable tachar como errores los aspectos léxicos que dependen de la procedencia del alumno, por ejemplo, el llamar “carro” a lo que aquí entendemos como un “coche” (Moreno Fernández, 2010), porque denotan su origen geográfico sin perjudicar a la comunicación. En otras palabras, los alumnos y alumnas deben aprender la parte formal de la lengua (ortografía, gramática, morfología, pronunciación) y su uso (usar el registro apropiado para cada situación, qué palabra es más precisa…) (Cassany et al., 2002).
Aun así, debemos tener en cuenta que la lengua materna (o L1), que es “aquella que el alumno prefiere y con la que ha adquirido el lenguaje, y con la que continúa desarrollando su competencia lingüística”, (Cassany et al., 2002), es vista como la que posee el mayor grado de competencia lingüística y es crucial en el desarrollo cognitivo–social de cualquier individuo (Girón López, 2006).
De todo esto se deduce que la enseñanza de la lengua desde una perspectiva holística es fundamental en el aprendizaje del español como segunda lengua para el alumnado inmigrante (Sanjuan Álvarez y del Moral Barriquete, 2019). Sin embargo, no hay un único modelo de enseñar lengua porque la enseñanza y el aprendizaje deben estar en constante cambio. Por ello, nos gustaría centrarnos en un modelo de enseñanza–aprendizaje, llamado pluralismo cultural, basado en una “manera de entender la educación multicultural […], en la que habría que mantener la diversidad, y, por ello, la escuela debería preservar y extender el pluralismo cultural” (García Castaño et al., 1997, pp. 223-256). Según lo que entiende estos autores, que a su vez hacen mención a Stickel (1987), para que esto pueda crecer han de reunirse unas condiciones, entre las cuales encontramos la interacción inter e intragrupos y el valor que le da la sociedad a la diversidad cultural.
Metodológicamente, los profesores y profesoras considerarán los siguientes aspectos para elaborar actividades para el aula de grupos heterogéneos: nivel previo de competencia de la lengua a aprender (español), nivel de competencia en otras lenguas y cuánto se utiliza la lengua fuera del aula (Moreno Fernández, 2010).
En síntesis, el objetivo de este ensayo ha sido tratar la “multiculturalidad como una suma de culturas, que constituyen la diversidad como un conjunto de unidades aisladas diferentes” (Jiménez y Fardella, 2015). Por ello, no podemos estar más de acuerdo con Martín Vegas (2018, p. 162) en que la “escuela debe cumplir un papel fundamental para que los niños aprendan a hablar español, si no es su lengua madre, y a desarrollar su competencia comunicativa”. Sea, pues, esta la principal función del profesorado de lengua española.
* Nos gustaría expresar nuestro más sincero agradecimiento a nuestra profesora, Patricia Fernández Martín, por su invaluable orientación, apoyo constante y comentarios durante todo el proceso de investigación y redacción de este artículo.
Asimismo, extendemos nuestro agradecimiento a la Universidad Autónoma de Madrid por brindarnos los recursos y el entorno académico necesarios para llevar a cabo la publicación de este artículo.