Introducción
La revolución digital interviene de manera constante en los enfoques tradicionales de la producción, consumo y distribución de bienes y servicios; siendo considerada como un fenómeno transformador de interacciones sociales, económicas y políticas alrededor del mundo. De hecho, los mercados digitales se extienden exponencialmente en todos los sectores de la economía, sin conocer fronteras geográficas, y las transacciones en línea son cada vez más utilizadas. Una comprensión sólida del mercado digital y regulaciones claras son aspectos fundamentales que deben ser abarcados por entidades gubernamentales para obtener beneficios para su población. La presente nota divulgativa tiene el objetivo de explorar las acciones implementadas por la Unión Europea enfocadas en el comercio digital mediante la creación del Mercado Único Digital, la evolución del e-commerce y la instauración de reglamentos específicos para eliminar nuevas barreras como el Geo-bloqueo.
Mercado Único Digital
En la imparable integración entre los países pertenecientes a la Unión Europea (UE), se crea en el año 2015 el mercado único digital, a través del comunicado de la Comisión “Una Estrategia para el Mercado Único Digital de Europa (MUD)”. Este es definido por la Dirección General de Comunicación de la Comisión Europea como un espacio que “garantiza la libre circulación de mercancías, servicios, capitales y personas en el mundo digital” (2020).
El mercado único digital profundizó más la correlación entre los Estados miembros hacia nuevas y mejores oportunidades de consumo. Al crear un espacio virtual para que tanto vendedores como compradores de cualquier país puedan comerciar y alcanzar una economía más eficiente y accesible. Con la digitalización de los servicios se eliminaron obstáculos que facilitaron la ampliación de negocios, así como la diversificación de productos para el consumidor. Dentro del mercado único digital, este enfoque ha permitido estimular el crecimiento económico y ha impulsado la competitividad y la innovación, logrando así que los ciudadanos del entorno europeo tengan mayor acceso a una amplia gama de bienes y servicios.
“La transición hacia una economía digital constituye una prioridad fundamental y uno de los retos más relevantes a los que se enfrenta actualmente la Unión Europea (UE)” (Heras, 2020). En términos generales, la Comisión establece como objetivo principal “mejorar el acceso de los consumidores y las empresas a los bienes y servicios en línea en toda Europa, crear las condiciones adecuadas para que las redes y servicios digitales prosperen y aprovechar al máximo el potencial de crecimiento de nuestra economía digital europea” (Comisión Europea, 2015). Este proyecto ambicioso no solo representa un cambio en la forma en que se lleva a cabo el comercio, sino que también muestra el compromiso de la UE con la adaptación y aprovechamiento de las oportunidades que la era digital ofrece para el beneficio común de sus ciudadanos. La creación del MUD es considerado como integración positiva con impacto directo sobre la libre circulación de mercancías a un nuevo nivel, al disminuir las barreras entre los países y fortalecer el comercio digital electrónico, mejor conocido como e-commerce.
E-commerce
El comercio electrónico definido por la U.S. Census Bureau como “cualquier transacción completada sobre una red mediatizada por ordenadores que implica la transferencia de la propiedad o los derechos para usar bienes o servicios” (2021). A lo largo de los años ha ido evolucionando la forma en que los consumidores y las empresas interactúan en el mercado digital produciendo crecimientos notables en la compra y venta de productos de forma virtual. En el siglo XXI, durante el año 2000 explotó la burbuja del “punto-com”, lo que creo una “infraestructura digital sólida capaz de sostener un significativo crecimiento del comercio electrónico, con un aumento de los ingresos y de la interacción con los clientes” (Moore, 2016).
Gracias a la circulación del euro como moneda única desde el año 2002, se hizo posible el uso seguro de transacciones en línea, mismas que fomentaron la expansión del e-commerce entre los Estados miembros. Seguido en 2007 por la aparición de “las redes sociales, la plataforma móvil digital y las aplicaciones Web 2.0, lo que atrajo enormes audiencias en un espacio de tiempo muy corto, lo que ha permitido la rápida propagación y expansión del comercio electrónico” (Moore, 2016). De acuerdo con la OCDE (2019), se habría generado un beneficio en los ingresos del PIB de la UE “de 814.8 millones de euros en 2012 a 4,600 millones de euros en 2016. Esto representa un aumento en la proporción de los gastos en línea respecto a los gastos totales, del 3% al 8%, y una disminución del valor promedio por transacción de 73 a 61 euros, debido posiblemente a una proporción cada vez mayor de productos digitales de bajo costo, incluidas las aplicaciones.”
A medida que avanzaban las tecnologías y se mejoraban las infraestructuras digitales, el e- commerce floreció en la UE, lo que se puede observar en el Gráfico 1, donde del total de ciudadanos entre 16 a 74 años que realizan compra de bienes y servicios por internet para uso privado, entre 2010 a 2022 registraron un aumento de 22 puntos porcentuales, pasando de un 53% a un 75%. Sin embargo, un nuevo ambiente tecnológico trae consigo nuevas barreras al comercio, donde las políticas de la UE juegan un papel fundamental para promover la integración y el mercado único de la región; tal es el caso del Reglamento 2018/302 referente al bloqueo geográfico.
Gráfico 1. Individuos que compran bienes o servicios a través del internet para uso privado en los 12 meses antes de la encuesta (2010-2022, como % del total de individuos entre 16 y 74 años)
Fuente: Elaboración propia con datos de Eurostat, 2021.
Geo-bloqueo
El bloqueo geográfico, o geo-bloqueo, es considerado como uno de los principales obstáculos relacionados al comercio electrónico transfronterizo. De acuerdo con la Comisión Europea (2020), el geo-bloqueo es un conjunto de procedimientos que restringen el libre acceso a servicios y contenidos en función de la posición geográfica del usuario de internet. Esta localización puede ser conocida por métodos de geolocalización como dirección IP, GPS o información proporcionada por los mismos clientes.
Las prácticas de bloqueo geográfico no siempre son negativas, ya que muchas de estas mantienen fundamentos basados en normativa nacional, por ejemplo, consumo de alcohol y protección a menores; mismas que no son disciplinadas a nivel de la UE; otros motivos están relacionados con ciberseguridad o prevención de fraude. Asimismo, la mayoría de estas prácticas se implementan por razones comerciales, por ejemplo, derechos de autor limitados en un espacio geográfico. Sin embargo, en casos específicos limitan la libertad de compra de un consumidor y son vistas como discriminación (Manganelli, A & Nicita, A., 2022).
De acuerdo, a una Encuesta Misteriosa de Compras (MSS por sus siglas en inglés) realizada por la Comisión Europea (2016) en el año 2015 donde se incluyó a 10,296 pequeñas y medianas empresas que ofertan sus productos mediante e-commerce; confirma que 63% de los intentos de compra transfronteriza online son bloqueadas por vendedores en alguna etapa. La Gráfica 2 presenta los hallazgos de la encuesta donde el sector de electrodomésticos destaca por presentar la mayor barrera en bloqueo geográfico. El reporte final emitido menciona que existen dos razones para la creación de estas barreras por parte de los vendedores: altos costos de complicaciones regulatorias y administrativas, y decisión de segmentar geográficamente el mercado. Estos datos representan un problema significativo para alcanzar el objetivo de consolidar el Mercado Único Digital.
Gráfico 2. Principales problemas relacionados con el bloqueo geográfico en 2015
Fuente: Elaboración propia con datos de la Comisión Europea (2015).
Dado este contexto, la UE presenta una regulación específica que tiene el objetivo de eliminar barreras geográficas injustificadas a las transacciones en línea, donde el principio básico es que todos los consumidores de la UE deben ser tratados por igual, evitando discriminación injustificada, independientemente de nacionalidad o residencia de los clientes dentro del mercado común (Manganelli, A & Nicita, A., 2022). El Reglamento 2018/302 del Parlamento Europeo y Consejo se aplica desde el 3 de diciembre del 2018 y abarca a todas las empresas, incluidas plataformas digitales online, que venden bienes y servicios a consumidores finales dentro de la UE.
El Reglamento especifica tres tipos de prácticas de geo-bloqueo que son consideradas injustificadas (Comisión Europea, 2018):
- Artículo 3: restricción de acceso a sitios web o ser re-direccionamiento a una pagina web de otro país.
- Artículo 4: Restricción a celebrar contratos sobre bienes y servicios online, donde se incluye
- No poder adquirir bienes físicos sin entrega física (los vendedores no están obligados a realizar envíos al extranjero).
- Comprar, bienes o servicios suministrados de electrónicamente, en las mismas condiciones que clientes locales (antivirus, almacenamiento, icloud)
- Discriminación de precios (entradas para conciertos, entradas para museos, alquiler de vehículos).
- Artículo 5: Restricciones sobre métodos de pago (se solicita pagar con una tarjeta de crédito o débito de un determinado país).
Existen excepciones específicas que incluyen servicios financieros, contenidos audiovisuales y otros contenidos protegidos por derechos de autor.
En el año 2020, se publica un reporte técnico realizado por el Joint Research Centre (JCR), el cual mide el impacto de la regulación de bloqueo geográfico en el mercado único digital. La conclusión general determina que el efecto de la regulación en el e-commerce transfronterizo, medida por el número total de visitas, es positivo y significativo. La regulación incrementó la actividad dentro de la UE entre 9,2% y 13%, además aumentó el comercio entre consumidores de la UE y sitios electrónicos en cualquier parte del mundo entre 11,2% y 11,9%.
Conclusión
En conclusión, la evolución del mercado único digital en la Unión Europea (UE) ha sido crucial para la integración económica y social de los Estados miembros. El enfoque en el comercio electrónico ha llevado a un crecimiento sustancial en las transacciones en línea y ha contribuido significativamente al PIB. Sin embargo, este progreso en la esfera digital también trae consigo nuevos retos y obstáculos como el geo-bloqueo, una barrera que limita el acceso a productos y servicios en línea basándose en la ubicación geográfica del consumidor.
La UE, reconociendo la importancia de eliminar estas restricciones injustificadas, ha implementado el Reglamento 2018/302 desde diciembre de 2018. El informe técnico del Joint Research Centre en 2020 respalda la efectividad de esta regulación, demostrando un impacto positivo y significativo en el comercio transfronterizo en línea. Sin embargo, existe la necesidad de recabar información estadística y presentar reportes sobre este nuevo escenario digital; el cual al parecer se encuentra un paso delante de la discusión política.
