¿Qué puede ser más importante hoy en día para los estudiantes que la capacidad de leer, escribir con claridad y comprender los textos? Aunque sea algo que no está en el foco de la enseñanza, sin duda, el hecho de escribir correctamente un texto es uno de los procesos que más afecta a los alumnos.
Antes de abordar en profundidad los recursos y técnicas, queremos mencionar algunos aspectos iniciales. Lo primero que haremos es preguntarnos lo siguiente: ¿qué es escribir?
Escribir, según García Sánchez y Marbán (citado en Galera Noguera, 2003), es una actividad compleja que exige una instrucción o entrenamiento específico. No cabe sorprenderse, en consecuencia, de que hayan ido surgiendo distintos modelos a lo largo de la historia que intente explicar el procesamiento cognitivo que conlleva. De todos estos modelos, Cassany et al. (2002) y García y Marbán (este último citado en Galera Noguera, 2003), destacan los siguientes:
El modelo de etapas, propuesto por Rhoman y Wlecke distingue tres etapas a lo largo de la escritura: la preescritura (en esta etapa se descubren las ideas de las cuales queremos trabajar), la escritura (se escribe una primera aproximación del texto) y la re–escritura (se reelabora el primer diseño y se da forma al diseño final).
Los modelos cognitivos son aquellos en los que se pone la mayor atención en la persona que escribe e intenta explicar todos los procesos internos que sigue el escritor mientras elabora el texto. El modelo más conocido es el de Flowers y Haye, el cual nos dice que consta de tres componentes: la memoria a largo plazo (MLP), compuesta por los conocimientos temáticos del lector, esquemas textuales…, la situación de comunicación o contexto de producción y por último el proceso de escritura. Aparte, según Cassany et al. (2002), desde el primer momento en el que nosotros queremos escribir, se produce la activación de los procesos cognitivos. La MLP es aquella que nos proporciona informaciones variadas para poder generar un texto que se adecue a la situación. El acto de escribir conlleva tres procesos básicos: hacer planes, redactar y revisar.
- En el proceso de hacer planes, nosotros deberemos realizarnos una representación acerca de lo que queremos escribir.
- En el proceso de redactar, nos tenemos que encargar de transformas esas ideas que nosotros tenemos en un discurso que respete las normas de la lengua.
- En el proceso de revisión, el autor compara el texto escrito como borrador con el texto final.
El modelo de Mather y Roberts (1997) apuesta por la instrucción directa de la composición escrita porque piensa que el simple hecho de pedir a los alumnos que escriban no mejora la calidad de sus textos.
El modelo de Sorenson (1995) recoge que la escritura de cualquier tipo de texto está constituida por:
- Procesos previos (generar ideas y organizarlas)
- Proceso de escritura (primera aproximación al texto escrito)
- Proceso de revisión (critica del escrito y cambios pertinentes)
- Proceso de prueba (revisar ortografía, gramática…)
Por lo que respecta a su enseñanza, comenzamos hablando, en primer lugar, de las técnicas. Para las técnicas que procederemos a mencionar, seguiremos la clasificación que recogen Cassany et al. (2002). Se agrupan en cuatro distintos enfoques:
- Enfoque gramatical que es aquel que defiende que se aprende a escribir con el conocimiento. Para este enfoque encontraremos técnicas que se centran principalmente en la gramática, por ello, una de las técnicas principales de este enfoque es la explicación de las reglas de la gramática.
- Enfoque funcional, en el cual se aprende a escribir a través de comprender y producir textos. Este enfoque se centra en la comunicación, en el que localizaremos técnicas como leer textos o analizar textos modelo.
- Enfoque modelo, que es el que está centrado en la composición, con lo cual la técnica principal para trabajar el enfoque es el hecho de componer textos.
- Enfoque de contenido, que defiende que la lengua es un instrumento potente para aprender en otras materias. Este enfoque hace énfasis en el contenido, por ello podremos trabajar la elaboración y desarrollo de un tema como técnica principal para trabajar este enfoque. Cabe destacar que este enfoque es el mas usado en la escuela.
En cuanto a los recursos, destacaremos dos de ellos, recogidos en Cassany et al. (2002). El primero de ellos es la redacción, la cual consiste en la creación de textos, frases o palabras a partir de un tema. Existen varias propuestas de redacción, aunque nos quedaremos con la siguiente, propuesta por Rodan (1973) y citada en Cassany et al. (2002): Historias para manipular. Esta propuesta consiste en rehacer una historia a partir de una historia ya empezada.
El otro recurso que hemos escogido es el que proponen Cassany y otros como el taller, el cual consiste en buscar un tiempo, espacio y tema para que los alumnos compongan un texto escrito. El objetivo más importante de este recurso es que el alumno sea capaz de desarrollar estrategias de composición competentes y personales.
Para concluir, queremos destacar el hecho de que las múltiples técnicas y recursos que se le ofrecen al docente deberán adaptarse a las capacidades y necesidades del alumnado.