Introducción
Desde el origen de las primeras manifestaciones cinematográficas, se ha buscado estudiar el impacto sociocultural que estas han supuesto, debido a su temprana popularidad entre las masas. El cine, como medio de comunicación que es, se ha configurado como una institución social que contribuye a desarrollar la cultura popular y nos ayuda a configurar el mundo en que vivimos (Cardona Segura, 2021, p. 44).
No podemos negar, entonces, que hay una enorme responsabilidad por parte de aquellos que se dedican a esta creación artística, especialmente si los productos van dirigidos a un público joven, aún en fase de desarrollo cognitivo.
Este fenómeno puede verse claramente reflejado en el nocivo impacto que supuso la película Tres metros sobre el cielo para el público adolescente, a la hora de asimilar conductas perjudiciales en el ámbito de los vínculos amorosos, que ocasionó un problemático aumento de relaciones abusivas y tóxicas.
La película
El principal problema de este filme es el retrato idealizado de la relación entre un delincuente juvenil, alcohólico y violento con una niña rica (y tonta). Él, Hache, llega incluso a pegarle en una de las secuencias, además de amenazar a profesores, familiares y demás miembros de su círculo cercano. Ella, por otra parte, es presentada como una persona sin más aficiones o aspiraciones que orbitar alrededor de su novio “malote”, al que detestaba en un principio. La relación cumple todos los requisitos, o, mejor dicho, redflags de una relación tóxica: violencia física y verbal, manipulación y momentos de aparente paz intercalados en los que la protagonista decide perdonar los nefastos comportamientos de Hache. Todo esto se muestra de la misma manera que en cualquier otra película del género romántico (se desarrollará esta cuestión más adelante), dando a entender que es algo perfectamente normal.
Impacto sociocultural
Se han estudiado las diversas consecuencias que acarreó la película de González Molina en el público joven (de entre 12 y 24 años) y son esencialmente dañinas. Según las encuestas realizadas por Cardona Segura (2021), el 80 % del grupo participante cree que las películas románticas influyen en nuestra percepción del amor.
Consecuencias en mujeres
Los principales efectos perjudiciales en el género femenino se concentran especialmente en la normalización y aceptación de patrones nocivos de comportamiento, tales como la violencia y los malos tratos o la misoginia y la perpetuación de los roles de género, o ideas tan erróneas como que las mujeres cumplen un rol de enfermeras y salvadoras, capaces de hacer cambiar a su pareja; en palabras de Alquati (2020), “mujeres-centro de rehabilitación”. Las chicas jóvenes aspiran a tener una relación similar a la que han visto en pantalla, sin pararse a pensar lo que verdaderamente conlleva.
Green (2013) realizó un análisis de contenido de diez comedias románticas y concluyó, teniendo en cuenta la teoría del aprendizaje social de Bandura (1986), que estas películas pueden proporcionar mensajes contradictorios y valores pobres en relación con el amor romántico y las relaciones, lo cual puede alterar la forma en que, tanto las mujeres adultas como las adolescentes, perciben este sentimiento y los estándares increíblemente altos que pueden tener de las relaciones de pareja; además, perpetúan los ideales patriarcales tradicionales y apoyan los ideales del postfeminismo mostrando a mujeres independientes en todos los aspectos, excepto en su relación con los hombres (Cardona Segura, 2021, p. 221).
Las siguientes imágenes, creadas y subidas a la red por adolescentes, ilustran esta voluntad de experimentar una relación idéntica a la de la película
(Imágenes obtenidas de desmotivaciones.com)
Consecuencias en hombres
En cuanto al género masculino, el mayor problema reside en la adaptación de una masculinidad tóxica (venerada en la película), ligada a un aumento de conductas violentas y a la concepción misógina de ver a las mujeres como meros objetos. Alquati (2020) recoge algunas de las experiencias de hombres con respecto al filme, que muestran claramente la problemática influencia de este:
(Imagen obtenida del vídeo de Alquati, 2020)
Los recursos narrativos en el cine y sus efectos
No obstante, no podemos culpar a los adolescentes, al menos, no del todo. Si bien debe incentivarse el consumo crítico de cualquier obra, no podemos olvidar que hay elementos concretos que provocan la emisión de un mensaje determinado. En el caso de Tres metros sobre el cielo, el director encarga de retratar a “Hache de Héroe” (González Molina, 2010) y a Babi como la villana de la historia (al final, ella rompe con Hache) a través de los distintos recursos audiovisuales. La importancia, además, no reside únicamente en lo que se cuenta sino en cómo se cuenta. Al mostrar la toxicidad bajo la misma lente (montaje, encuadres, planos determinados, música…) que cualquier comedia romántica, el receptor lo asociará inevitablemente a estas.
Para ilustrar mejor este ejemplo, Alquati (2018) explica cómo sucede algo similar con la película Lolita del director estadounidense Stanley Kubrick. Si leemos la novela de Nabokov, aunque esté narrada desde el punto de vista del pederasta, no romantizamos la relación entre Humbert y Lola, al tratarse de un recurso para causarnos rechazo e incomodidad. Sin embargo, la elección de planos y encuadres en el filme de Kubrick favorecen la idealización, de ahí que resultara tan polémica. Como señala Cardona Segura (2021, p. 43):
Los mensajes cinematográficos comprenden una compleja red de comunicación que funciona a tres niveles: el primero sería el de los sistemas perceptivos primarios, la vista y el oído; el segundo nivel serían los lenguajes asociados a estos sistemas perceptivos: imagen, sonido fonético, música, señales y ruidos los cuales producen referentes culturales de reconocimiento y codificación; el tercer nivel sería la disposición de los encuadres: la luz, los movimientos de cámara, el espacio escénico, etc. Todos ellos forman parte del subconsciente pues el público no los percibe conscientemente y son los que, combinados, consiguen que las películas nos hagan sentir y emocionarnos. Todo ha sido planificado cuidadosamente por las personas que realizan la película ya que se ha organizado en estos tres niveles de forma estudiada y refinada.
Por lo tanto, no existen decisiones cinematográficas inocentes y estas van a causar un impacto determinado.
Conclusiones
Aunque no sea el único elemento que debemos tener en cuenta, pues el contexto sociocultural sigue siendo un factor de gran influencia que personaliza cada experiencia, ha quedado demostrado que el cine tiene un gran potencial no solo para aportar información sino para hacer mella en la conducta de los consumidores, especialmente en aquellos más jóvenes que tienden más a carecer de la visión crítica necesaria para consumir según qué tipo de obras. Desde las instituciones (tanto educativas como de poder institucional), debería promoverse tanto el consumo crítico como la condena a la representación idealizada de conductas nocivas, teniendo en cuenta el enorme daño que provoca.