La era digital también remueve la lexicografía y la enriquece con nuevas posibilidades. De ello se desprende el diccionario digital. Incluso antes de la consulta de este diccionario, el usuario se encuentra con las primeras ventajas. A diferencia del diccionario tradicional en papel, al diccionario digital se puede acceder en cualquier momento sin tener que cargar con el peso del volumen, ya sea haciendo cola en el supermercado, esperando en una parada de autobús o incluso estando tumbado en la playa durante las vacaciones. Especialmente hoy en día, la mayoría de la gente lleva consigo su teléfono, su tableta o su portátil, lo que permite acceder directamente, la mayoría de las veces incluso de forma gratuita. Basta con abrir el diccionario digital, ya sea en forma de aplicación o a través de Internet. Además, permite resolver dudas sobre las palabras de forma rápida y eficaz sin tiempos de espera, punto decisivo en el vertiginoso mundo de hoy. Así, el orden alfabético convencional pierde su relevancia, ya que la palabra buscada se introduce directamente.
Con respecto a la consulta, el usuario dispone de numerosas opciones de búsqueda, debido a que la lexicografía digital cuenta con un espacio ilimitado hasta cierto punto. De este modo, en la mayoría de los casos se le ofrece al usuario buscar no sólo por la simple palabra, sino también, por ejemplo, por morfemas o expresiones. Asimismo, tanto el autocompletado como las sugerencias al escribir la palabra consultada incorrectamente, se revelan como nuevas herramientas de soporte para la búsqueda.
Una vez introducida la palabra buscada en la casilla, el consultor hallará otras numerosas ventajas en relación con el artículo lexicográfico. En primer lugar, resalta el diseño gráfico, es decir, el uso de colores, entre otros recursos, lo que lleva a una mayor vista de conjunto y legibilidad. Por ejemplo, la categoría gramatical, la etimología o las marcas diatópicas o diafásicas pueden indicarse cada una en un color diferente.
En segundo lugar, debido al espacio teóricamente ilimitado del diccionario digital, el usuario puede encontrarse con más ejemplos e incluso ficheros de audio, imágenes o material de vídeo en algunos casos. Esto, además, les permite a los lexicógrafos desvincularse de definiciones breves, por sinónimos y de abreviaturas u ofrecerles a los consultores la palabra completa, colocando el puntero del ratón sobre la abreviatura. Asimismo, los diccionarios digitales suelen ofrecer funciones adicionales, tal como envíos directos a las tablas de conjugaciones verbales correspondientes o guías sobre cómo pronunciar las palabras correctamente en forma de grabaciones de audio. De este modo, debido a las opciones de representación y al espacio disponible, el artículo lexicográfico resulta más fácil de manejar y se presenta con más detalle.
En tercer lugar, mientras que el diccionario en papel permite simplemente la consulta puntual de un dato, el diccionario digital, mediante su hipertexto, posibilita que los usuarios accedan a varios datos a la vez. Así, los usuarios solamente deben pulsar sobre una palabra y se les abrirá directamente el artículo correspondiente, lo cual les ahorrará hojear las páginas del diccionario. Así, puede ocurrir que en un artículo un envío remita directamente a una forma que se recoge en otro artículo. Por consiguiente, la responsabilidad en la consulta recae en el usuario. El hipertexto, en particular, conlleva el riesgo de favorecer la dispersión y llevar incluso a olvidar el motivo principal de la búsqueda. Al mismo tiempo, sin embargo, también permite tomar conciencia del número de las entradas incluidas, ya que esto en el diccionario digital, a diferencia de lo que sucede en el diccionario en papel, no resulta evidente a primera vista. Por último, la digitalización hace posible actualizar e insertar nuevos datos constantemente en el trabajo lexicográfico, por lo que los usuarios siempre gozan de un léxico actual e informaciones renovadas.
Sin embargo, debe actuarse con prudencia, dado que esta posibilidad de actualización constante puede conducir a una elaboración más descuidada, por lo que la planificación de un diccionario digital sigue siendo esencial. Por otro lado, el usuario también suele encontrar información adicional y específica sobre la consulta, el funcionamiento y la estructura del artículo de un diccionario digital, como apoyo a su búsqueda. Así, también es fundamental comprobar que se está consultando un diccionario digital fiable y que se ha creado a partir de un corpus, lo que permite asegurase de tener informaciones satisfactorias y correctas como resultado. Finalmente, hay que tener en cuenta que, aunque una enmienda o actualización resulte difícil, el diccionario en papel permanece para siempre, mientras que el diccionario digital puede desvanecerse con facilidad en el mundo digital y, por lo tanto, es fugitivo.
En suma, el diccionario digital cuenta con varias ventajas que facilitan considerablemente su uso. Por supuesto, aún queda trabajo por hacer, ya que la lexicografía digital es una disciplina reciente y, por tanto, se sumarán más posibilidades específicas en tiempos futuros. Está claro: las posibilidades para la lexicografía digital son casi ilimitadas.