Soy Daniela González Celador, estudiante de cuarto del Doble Grado de Ciencias Ambientales y Geografía y Ordenación del Territorio. El año pasado estuve de Erasmus en Bruselas y fue una experiencia increíble.
A finales de segundo empecé a hacer el proceso de solicitud de la movilidad que, no os voy a mentir, es un papeleo enorme y te sientes un poco perdida, pero no dejes que eso te frene (por mucho que te desespere). Al hacer este proceso tienes que poner varios destinos a los que te gustaría ir por orden de preferencia. Yo seleccioné Bruselas como primera opción porque quería estar en una zona céntrica de Europa para poder desplazarme fácilmente: hablo francés, por lo que tendría menos problemas con la barrera del idioma, y todo lo relacionado con la Unión Europea me interesa bastante.
También durante este proceso vas a tener que decidir cuánto tiempo vas a querer que dure tu Erasmus. Puede ser de solo un cuatrimestre (tanto el primero como el segundo) o todo el año. Yo estuve todo el año y es el tiempo que recomiendo por varias razones. Vais a tardar un par de meses en adaptaros a vivir en una nueva ciudad, en manejar un nuevo sistema de transporte público, navegar por un nuevo campus, entender el funcionamiento de las clases de allí, consolidar un buen grupo de amigos, etc. Si solo te vas un cuatrimestre, cuando ya hayas hecho todo este trabajo de adaptación y estés más a gusto y mejor situado, es prácticamente ya cuando te tienes que volver y te va a saber a poco.
Por otra parte, vas a tener que establecer tu acuerdo de estudio o Learning Agreement, que es un documento donde marcas qué asignaturas españolas vas a convalidar por las del lugar de destino. Este proceso también es un poco estresante porque vas a tener que cuadrar muchos factores distintos: como el idioma de las clases, que las asignaturas sean similares con las de la UAM, que te coincidan en el horario lo menos posible, el número de créditos, etc. Yo tuve mis propios problemas, puesto que, en Bruselas, el número habitual de créditos por asignatura es de 5 en vez de 6 como en la Autónoma. Como no puede haber una diferencia mayor de 3 créditos en el total del acuerdo entre las asignaturas de destino y origen, tuve que coger 12 asignaturas belgas para convalidar 9 españolas. Además, yo recomiendo, a ser posible, escoger las clases en un idioma en el que te sientas a gusto y medio controles. Te va a facilitar mucho las cosas.
Una vez que estés allí, vas a enfrentarte a varios choques culturales importantes:
- Primero la cultura del resto de Europa es muy diferente a la española. Los horarios de comida, apertura de las tiendas, restaurantes, bares y supermercados son muy distintos. Incluso los horarios de salir de fiesta van a variar considerablemente (no por ello son peores).
- También hay que tener en cuenta que el clima y la cantidad de horas de luz son muy variados. En Bruselas, por ejemplo, el cielo está casi siempre nublado, hay muchas menos horas de luz que en Madrid y no llueve todo el rato, pero sí todos los días.
- Tuve que aprender a adaptar mis planes, vestuario, y a mentalizarme de esto. Aprendí, por ejemplo, que, aunque las predicciones de tiempo dijesen que solo había un 15% probabilidad de lluvia, iba a llover y que siempre tenía que llevar un pequeño paraguas conmigo por si acaso.
A pesar del clima más duro, me ha encantado estar en Bruselas. Bélgica es un país que está muy bien situado, lo que me permitía viajar muy a menudo. Tenía Ámsterdam a dos horas en bus, París a 4, Colonia y Luxemburgo a 3, Lille a 2, y dentro de Bélgica hay muchas ciudades muy bonitas que solo están a una hora en tren desde Bruselas. Nunca he sido consciente de lo lejos y apartado que está España del resto de Europa hasta que me he encontrado en esta situación de cercanía a todo. Una parte muy importante del Erasmus es esa, la de los viajes que vais a hacer. Yo os recomiendo que, dentro de vuestras posibilidades, viajes todo lo posible, dentro y fuera de vuestro país de destino. Es de las partes más emocionantes, divertidas y únicas del Erasmus.
Esta experiencia te permite además ver cómo funcionan otras universidades y descubrir profesores y métodos de enseñanza distintos. Las universidades de cada país suelen seguir un tipo de docencia distinta, lo que te puede abrir nuevas formas de estudiar y desarrollar nuevas capacidades. En mi universidad de destino, l’Université Libre de Bruxelles (ULB) el sistema educativo era bastante similar al de la UAM pero la manera de dar algunas clases era distinta. Al principio te puede desorientar un poco, pero luego te adaptas y te puede acabar gustando incluso más esta nueva forma de hacer las cosas.
Finalmente, en lo que más me ha ayudado mi experiencia de Erasmus ha sido en crecer personalmente. El aprender a vivir sola en una nueva ciudad y país, tener que hacerte una nueva red de amigos desde cero, conocer nuevos lugares y culturas distintas, te hace evolucionar como persona. Además, vas a conocer a gente y hacerte amigos de todo el mundo. Esto te hace descubrir nuevas costumbres de otros lugares, poder compartir tu cultura y tradiciones con ellos, y viceversa, y conocer a gente que ha vivido situaciones muy distintas a las tuyas (y no os voy a mentir, también hace que luego puedas ir a visitarles y tener alojamiento por todo el mundo).
Aunque una gran ventaja del Erasmus es conocer a gente nueva y hacerte nuevos amigos, también te enseña a estar mucho tiempo solo y a conocerte mejor. En muchos casos, no vas a coincidir con tus amigos en las clases, ni vais a tener los mismos horarios. Vas a tener que ir algunos días solo a la universidad, a clase, comer sin compañía en la cafetería o incluso estar alguna temporada en la ciudad, sin tus amigos, porque se han vuelto a sus lugares de origen de vacaciones. Aunque esto suene un poco aburrido y triste, aprendes a disfrutar también de estos momentos tuyos y a “perderle el miedo o la vergüenza” a estar solos en sitios públicos.
El Erasmus por lo tanto, te hace madurar, salir de tu zona de confort, descubrir nuevos sitios, tradiciones y culturas, conocer a gente nueva y conocerte mejor a ti misma. En efecto, no es broma lo que la gente dice, el Erasmus te cambia y es algo de lo que te vas a acordar toda la vida. Es por eso que es una etapa de la carrera que no os recomiendo que os lo saltéis.