Textos en VIRTUAM

Interpretar para el tercer sector: dos perspectivas

por | May 20, 2025 | Antropología de las Migraciones

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO

Tallón Vera, Federico (2025, 20 de mayo). Interpretar para el tercer sector: dos perspectivas. VIRTUAM. https://virtuam.net/2025/05/20/interpretar-para-el-tercer-sector-dos-perspectivas/

Tras la tercera edición de la charla «Interpretar para el tercer sector» organizada por el alumnado del Grado en Traducción e Interpretación, es momento de hacer balance de lo aprendido. Gozamos de la presencia de dos invitadas que representan las dos caras de la moneda que es la interpretación para el tercer sector: Roya Daliry, intérprete, y Dina El Omary, refugiada.

La interpretación en el tercer sector es una labor a menudo olvidada, pero necesaria para el desarrollo conjunto de todos lo miembros de una sociedad globalizada donde el contacto entre grupos diferentes es inevitable. Nuestras ponentes ofrecieron no solo consejo para futuras traductoras e intérpretes profesionales que se adentran en el mundo de la interpretación para oenegés o en contextos de trabajo social, sino también una mirada personal sobre las exigencias del sector. Así, en este artículo nos gustaría compartir algunos de los puntos que tratamos en la charla, de modo que todas podamos aprender de quienes lo viven en primera persona.

Roya Daliry, como intérprete, consideró prioritaria la formación de calidad, que para ella estaba dirigida por la iniciativa y el interés propios del estudiante o profesional. Hay que ser capaces de buscar aquello que nos permite desarrollar nuestras habilidades y conocimientos según nuestros objetivos. Esta formación debe ser continua a lo largo de nuestra carrera profesional e íntegra, pues en el caso de la interpretación para el tercer sector, los entornos donde se trabajará son, sobre todo, diversos: desde una entrevista de la oficina de migración a una cita médica. Es la misma formación de calidad que reclama Anne Martin (Martin, 2004) en su artículo en La Linterna del Traductor, una que se obtiene en centros formativos acreditados capacitados para impartir los conocimientos y habilidades que exige el sector. Además, Roya Daliry resaltó dos elementos de esta formación de calidad.

El primero es la mediación cultural, fundamental cuando se trata con personas de culturas diferentes. Condensar las tareas de intérprete y mediador cultural en una sola figura agiliza el proceso, ayuda a realizar una interpretación de mayor calidad y a establecer un vínculo mayor con el prójimo, adaptándose a sus exigencias. Hay que saber, por ejemplo, explicar el funcionamiento de un procedimiento judicial o las costumbres de los niños y niñas a la hora de ir a la escuela. Estas habilidades permiten resolver conflictos o momentos de confusión para ambas trabajadora social y migrante con tacto y consideración por la situación en la que se encuentra cada una.

El segundo es la relación con las personas para quienes se trabaja. El tercer sector tiene la suerte y la desgracia de estar centrado en los más vulnerables, para los cuales, en muchos casos, una buena interpretación no basta. Es necesaria empatía y paciencia con los que atraviesan momentos difíciles. Muchos contemplan al intérprete como alguien que no solo es capaz de ayudarlos, sino alguien que los comprende y que ha podido vivir una situación parecida anteriormente. Y, aunque no siempre sea el caso, se establece un lazo en el que la responsabilidad del intérprete es también humana. Como indica Anne Martín (Martín, 2004), los intérpretes, traductores y mediadores se convierten en una suerte de sostén emocional en el que se apoyan los vulnerables.

Al mismo tiempo, hay que poder cuidarse a uno mismo. Al trabajar en situaciones adversas y con personas desafortunadas, debemos poder cuidar nuestra salud mental y saber abstraernos de los esfuerzos que entraña la profesión. Para ello nos aconseja recurrir a la meditación, el deporte o cualquier actividad que nos relaje, con el fin de interpretar mejor, ser más imparciales y poder seguir trabajando. Entregarse por completo en un instante puede hacer duro continuar en un sector que no cesa de reclamar voluntarios que superen los obstáculos nuevos cada día.

Así mismo, nos recalcó la falta de voluntarios en gran variedad de lenguas, en concreto de Oriente Próximo y Asia Central. Los flujos migratorios son volátiles, pero la necesidad de las personas que caen en nuestras manos es constante. Con motivo de esto nos insta a aprender lenguas que, aunque menos frecuentes, cubran la necesidad de interpretación y, así, las necesidades de las personas. No obstante, todos podemos colaborar con lo que ya tenemos en ONG u otros servicios de atención migratoria, que siempre dan la bienvenida a colaboradores. Raquel María Olmedo Roisín (Olmedo Roisín, 2016) en su estudio informa sobre cómo las oenegés se sirven de la caridad de voluntarios que, en ocasiones, carecen de la formación necesaria para llevar a cabo su labor con efectividad y rigor. Por eso es fundamental esforzarse por recibir una formación de calidad.

Por otra parte, Dina El Omary nos contó su experiencia como refugiada en un país extraño en el que la lengua se convierte al principio en una barrera insuperable. Para ella, no obstante, estuvo siempre claro. Después de haber pasado por las manos de profesionales indiferentes, lo que le faltaba era un aliado. Allí debe estar el intérprete en el tercer sector. Esta persona que la puede entender se convierte en su apoyo, pues es en quien puede confiar sus ideas y sentimientos, con quien se puede expresar en libertad. Sin empatía, sin cercanía a los demás, el profesional carece de valor personal. Esto cobra una dimensión mayor cuando se considera que se trata de personas que han sufrido mucho por recibir ayuda y consuelo, y ven en la intérprete la esperanza que anhelaban.

Además, la necesidad es prolongada, ya que el proceso de adaptación a una vida nueva es complejo. En multitud de ocasiones, ella ha contado con la ayuda de una intérprete que la acompañase en su camino y ha podido comprobar cómo el empeño de los intérpretes interesados la ha permitido recuperarse y, más adelante, conseguir llevar su vida por el camino que ella quería.

Sin embargo, el intérprete no debe pararse allí. Sigue habiendo otras barreras a las que se enfrentan los necesitados, y la intérprete, como conocedora de ellas, debe colaborar en su derribo. La intérprete puede ayudar a concienciar a los trabajadores del tercer sector para que también entiendan la situación del refugiado, a luchar contra la discriminación y las barreras burocráticas y culturales que traban el acceso a la solidaridad de quienes la ofrecen. La intérprete debe ser la voz de quienes no pueden hablar.

Las dos invitadas han aportado mucho a nuestra formación profesional y humana. Sus perspectivas son únicas y reflejan la situación real del tercer sector. A pesar de ser puntos de vista distintos, coinciden en un aspecto fundamental: El tercer sector necesita de traductoras e intérpretes bien formadas y que estén dispuestas a ayudar. Aunque haya avances sociales, los más vulnerables siguen teniendo que superar muchos obstáculos dentro y fuera del ámbito lingüístico.  Si tenemos en mente los consejos que nos han dado, podremos ofrecer un servicio mejor y que se amolde a sus necesidades. Hay que fomentar la formación cultural y humana para permitir el desarrollo de la sociedad en un mundo multicultural, comenzando, en nuestro caso, con nosotros mismos, los traductores e intérpretes.

QR Code

Áreas de conocimiento

Asignaturas

Estudios

Archivos

Boletín mensual Virtuam

Si quieres recibir regularmente novedades de nuestra plataforma de publicación de textos, suscríbete gratuitamente a nuestro boletín mensual con las últimas publicaciones en Virtuam y otras noticias de interés.

Servicio de Formación de Usuarios

Biblioguía con la información de los cursos de formación impartidos en las bibliotecas

Compartir esto