Thomas Hobbes (1588-1679) es comúnmente reconocido como un pensador clave en la historia del pensamiento político, esencial como pensador “realista” y “pesimista”, para la politología. Defiende el académico británico Richard Tuck que “Hobbes fue el creador de la filosofía en lengua inglesa” (Tuck, 2022). Sin embargo, su figura suele estar envuelta en mitos historiográficos, especialmente en el acalorado debate sobre si su pensamiento debe considerarse absolutista o no. Por ello, este ensayo tiene como objetivo reconsiderar la filosofía de Hobbes más allá de las interpretaciones tradicionales, incorporando perspectivas menos convencionales, pero debidamente contextualizadas. En particular, se analizará cómo sus ideas interactúan con cuestiones de género y feminismo, repensando su legado desde una óptica más inclusiva. De este modo, el ensayo no solo buscará desmitificar concepciones erróneas sobre su pensamiento político, sino también destacar las importantes dimensiones de género habitualmente omitidas en su obra.
Hobbes dentro de un contexto histórico específico
Para Skinner, la Guerra Civil Inglesa (1642-1651) influyó profundamente en el pensamiento político de Hobbes, llevándolo a desarrollar una visión pesimista de la naturaleza humana y a enfatizar la necesidad de un “líder absoluto” como único medio para garantizar el orden (Skinner, 2002). Hobbes observó cómo la ausencia de una autoridad centralizada resultaba en un estado de naturaleza caracterizado por una “guerra de todos contra todos” (Hobbes, 2003) en el cual no había espacio para la industria, la agricultura o el comercio debido a la incertidumbre y el caos (Rogers y Sorrell, 2000). Para evitar este escenario, propuso un contrato social en el que los individuos renuncian libremente a sus derechos en favor de un soberano absoluto que garantice la paz y la estabilidad (Voegelin, 1999).
La ejecución de Carlos I en 1649 y la idea del Commonwealth de Cromwell reafirmaron la convicción de Hobbes sobre la necesidad de una autoridad centralizada para evitar el “caos” hobbesiano. Defendiendo una soberanía “absoluta” e indivisible, rechazó la división republicana del poder y el derecho divino, fundamentando su filosofía en la razón.
¿Absolutismo en Hobbes?
Debido a la filosofía de Hobbes, muchos académicos han argumentado que su posición se alinea estrechamente con el absolutismo practicado durante el Ancien Régime europeo. Sin embargo, su teoría también permite sostener que Hobbes no puede considerarse un “absolutista” en sentido estricto, ya que la soberanía está condicionada por el contrato social. Skinner defiende que este contrato establece una relación recíproca entre el soberano y los súbditos, donde el poder del soberano es legítimo solo si garantiza la seguridad y el bienestar de los individuos. Esto sugiere que el poder del soberano no es ilimitado y no puede violar principios fundamentales (Hobbes, 2003). Por lo tanto, es esencial no confundir este “poder absoluto” del Leviatán, otorgado por el pueblo a través del contrato social, con el absolutismo, que descarta por completo la voluntad popular (Hampton, 1988).
Asimismo, Hobbes, según determinados académicos, como el historiador intelectual Quentin Skinner , fue clave en la transición hacia el pensamiento político moderno al introducir un enfoque racionalista y científico en la política. No obstante, esta afirmación requiere matices, ya que, como señala Álvaro A. Pezoa Gutiérrez (2021), la lectura de Hobbes como pensador moderno no es unívoca. Su defensa de un soberano absoluto entra en tensión con las ideas actuales de libertad individual. Sin embargo, intérpretes como Richard Tuck han identificado en Leviatán ciertos indicios de tolerancia religiosa y una apertura al fuero interno como espacio inviolable, base de la libertad moderna (Pezoa Gutiérrez, 2021). Hobbes concibe la libertad como ausencia de impedimentos externos y admite cierta autonomía en la esfera privada, siempre que no amenace el orden civil (Pezoa Gutiérrez, 2021).
¿Protofeminismo en el pensamiento Hobbesiano?
Sin embargo, la teoría de la libertad de Hobbes no tiene en cuenta las desigualdades estructurales que limitan la agencia de las mujeres. Académicas como Susan Okin han criticado esta omisión, argumentando que el hecho de que Hobbes no considere la esfera doméstica como un espacio de dinámicas de poder contribuye a perpetuar la subordinación femenina. Su enfoque en la esfera pública y política como el único ámbito de la libertad margina efectivamente a la mitad de la población, cuya vida y trabajo estaban confinados a la esfera privada. Así, como señalan las teóricas feministas, esta concepción no toma en cuenta cómo las estructuras sociales, incluidas las normas de género, funcionan como restricciones implícitas a la libertad de las mujeres (Gray, 2024).
A pesar de estas limitaciones, la filosofía de Thomas Hobbes, a menudo celebrada por sus aportes innovadores a la teoría política y la comprensión de la naturaleza humana, presenta sorprendentes elementos de igualdad de género, analizados en profundidad en el libro Feminist Interpretations of Thomas Hobbes de Quentin Skinner y Carole Pateman, entre otros. Hobbes inicia su análisis del estado de naturaleza con la premisa radical de que hombres y mujeres son naturalmente iguales. Como señala Carole Pateman, “Hobbes es el único teórico del contrato original que parte de la igualdad entre hombres y mujeres en el estado de naturaleza” (Pateman et al., 2012). En este estado natural, los individuos son representados como libres y autónomos, con capacidad para ejercer poder sobre sí mismos y sobre otros (Zagorin, 2009). Este reconocimiento de la mujer dentro de sus teorías como no un agente subordinado, resalta la autonomía y el poder inherentes de las mujeres antes de que las convenciones sociales impongan estructuras jerárquicas.
A diferencia de muchos teóricos de su época, Hobbes no incorpora explícitamente la subordinación de las mujeres en el orden natural. Esta ausencia abre la puerta a reinterpretaciones feministas, ya que sugiere que la desigualdad de género es una construcción social en lugar de una inevitabilidad natural. El reconocimiento de la igualdad natural por parte de Hobbes, junto con su descripción de la familia como un constructo político en lugar de una institución natural, proporciona un marco para cuestionar las suposiciones patriarcales tradicionales. Estas ideas han inspirado a académicos a considerar a Hobbes como un pensador que, aunque no feminista, introdujo elementos que desafiaban las jerarquías de género rígidas de su contexto. La relativa neutralidad de Hobbes en estos temas permite argumentar que en su obra existe un antecedente del cuestionamiento de las normas de género, incluso si sus conclusiones refuerzan estructuras patriarcales (Pateman et al., 2012).
La marginación de las mujeres en la vida de Hobbes y su pensamiento político
La filosofía de Hobbes presenta una paradoja en su tratamiento de las mujeres. Aunque comienza con la premisa de la igualdad natural en el estado de naturaleza, esta igualdad desaparece en la transición a la sociedad civil. El contrato social, piedra angular de la teoría política hobbesiana, transforma a las mujeres de individuos libres e iguales en esposas subordinadas, dejando un “vacío lógico” en su marco teórico. Esta eliminación de la agencia pública femenina refleja los fundamentos patriarcales del contrato social, donde instituciones como el matrimonio y la familia refuerzan la dominación masculina bajo la apariencia de igualdad originaria.
El tratamiento hobbesiano de la familia subraya aún más esta marginación. En sus descripciones, la familia es predominantemente una entidad centrada en el varón, con el padre como su cabeza y representante. Aunque Hobbes reconoce ocasionalmente el rol de la mujer como fruto de convenciones sociales estructurales y no naturales (Durán Forero, 1998), este rol se diluye en sus obras posteriores, como Leviatán, donde prima la figura del padre (1651).
A pesar de haber sido criado por mujeres tras el abandono de su padre, las interacciones de Hobbes con mujeres influyentes, como Margaret Cavendish y Christian Bruce, revelan un patrón de evasión y rechazo. Cavendish, señaló que Hobbes no se relacionaba con ella a pesar de sus círculos intelectuales comunes (Pateman et al., 37-40).
Conclusiones
En conclusión, el pensamiento de Thomas Hobbes, a menudo vinculado al absolutismo, analizado en contexto, revela matices que desafían esta interpretación simplista. Por una parte, su concepción de la libertad y el contrato social introduce límites al poder soberano, estableciendo principios que van más allá del absolutismo tradicional. Por otra, su reconocimiento de la igualdad natural entre hombres y mujeres en el estado de naturaleza ofrece una base para la apertura a interpretaciones en clave feminista de su obra. Sin embargo, aunque la teoría hobbesiana puede sugerir inicialmente ciertos elementos de “igualdad emergente”, su interpretación en su contexto histórico demuestra que su pensamiento estuvo profundamente influenciado por las jerarquías de género de su época. Su posición en la jerarquía en dicho sistema modela sus ideas y limita el planteamiento de una mayor igualdad dentro de su marco filosófico y político.
Por tanto, cualquier noción de igualdad en Hobbes debe entenderse como parcial e históricamente situada. Esto invita a una reflexión más amplia: si el pensamiento de Hobbes estuvo determinado por su contexto, ¿hasta qué punto nuestras propias ideas sobre libertad, igualdad o justicia están también moldeadas por nuestro contexto social, político o cultural actual? Así, pensar a Hobbes en su tiempo puede ser, al mismo tiempo, una manera de pensar críticamente en el nuestro y cómo nosotros nos relacionamos con esos valores en la actualidad.
*A mi profesora Eva Botella Ordinas, por su pasión, paciencia y guía a lo largo de este proceso.