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Lateralización visual en mamíferos: ¿influye la posición de los ojos en la forma en que se relacionan?

por | Jul 1, 2025 | Biodiversidad

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO

Jiménez Barrera, Marta (2025, 1 de julio). Lateralización visual en mamíferos: ¿influye la posición de los ojos en la forma en que se relacionan?. VIRTUAM. https://virtuam.net/2025/07/01/lateralizacion-visual-en-mamiferos-influye-la-posicion-de-los-ojos-en-la-forma-en-que-se-relacionan/

¿Qué es la lateralización visual?

El sentido de la vista es clave en muchas especies animales, incluida la nuestra, pudiendo llegar a influir en la posición que adoptan los individuos en función de cómo interpretan su entorno (Giljov et al., 2018). Hay diversos factores que pueden tener un efecto sobre esta percepción, y uno de ellos es la disposición de los ojos. Otro factor a tener en cuenta es la lateralización, que se puede definir como la preferencia por realizar ciertas conductas con un lado del cuerpo (Robins & Phillips, 2010).  Esta preferencia puede ser tanto sensorial como motora (Giljov et al., 2018).

La lateralización visual hace referencia al empleo preferente de un ojo u otro para realizar determinadas tareas (Brederoo et al., 2020). Está relacionada con la especialización de los hemisferios cerebrales (Baldachini et al., 2021). Típicamente, tareas como la detección de depredadores, la vigilancia, la agresión o la respuesta a otros congéneres, se han asociado al hemisferio derecho (Vallortigara & Rogers, 2005; Robins & Phillips, 2010; Camerlink et al., 2018; Baldachini et al., 2021), mientras que el hemisferio izquierdo se ha relacionado entre otras cosas con la detección de presas y la discriminación del alimento (Vallortigara & Rogers, 2005; Robins & Phillips, 2010; Camerlink et al., 2018). Estas conexiones tienen que ver con la contralateralidad cerebral, definida como el mecanismo mediante el cual la información captada por un ojo se trasmite y procesa en el hemisferio del lado opuesto (Camerlink et al., 2018; Giljov et al., 2018; Fourie et al., 2021; Giljov & Karenina, 2023).

Esta lateralización visual es mucho más pronunciada en animales que tienen los ojos en disposición lateral, como pueden ser los caballos o las aves, por lo que cabría esperar una mayor tendencia a mostrar lateralización (Vallortigara et al., 1999; Karenina et al., 2017; Fourie et al., 2021). Cabría esperar asimismo que estas diferencias se extendieran también a las interacciones sociales, y eso es precisamente lo que hemos querido comprobar en este trabajo. Más concretamente, el objetivo de este trabajo era determinar si la disposición de los ojos influye en la configuración que estos animales eligen para aproximarse a sus congéneres y si había existencia de lateralización o no, es decir, si se acercaban a ellos más por un lado para usar un ojo de manera preferente. Las especies estudiadas fueron la cebra de Burchell (Equus quagga burchelli Gray, 1824) y el wallaby de roca de patas amarillas (Petrogale xanthopus xanthopus Gray, 1824) por un lado, ambos con ojos en disposición lateral (Figura 1A), y el mono capuchino pardo (Sapajus apella Linnaeus,1758) y el oso pardo (Ursus arctos Linnaeus,1758), ambos con ojos en disposición frontal (Figura 1B).

Figura 1. A) Representación del campo de visión de un caballo que se asemejaría a los de la cebra de Burchell y el wallaby de roca de patas amarillas. B) Representación del campo de visión de un gato que se asemejaría a los del mono capuchino pardo. Obtenida de Ekesten & Ofri (2021).

El Proceso de Investigación Paso a Paso

Los sujetos de estudio fueron 7 cebras de Burchell, 8 monos capuchinos pardos, 5 osos pardos y 6 wallabíes de las rocas de patas amarillas mantenidos en cautividad en el Zoo-Aquarium de Madrid (Madrid, España). Para cada especie se registraron las configuraciones en las que estos animales se aproximaban a otros miembros de su especie. Las configuraciones se agruparon en laterales (‘Paralelo’ y ‘Antiparalelo’) y no laterales (‘Frontal-Frontal’, ‘Frontal-Anal’ y ‘Perpendicular’) (Figura 2). En las configuraciones laterales, además, se anotó el lado, derecho o izquierdo, por el que se aproximaba el individuo que iniciaba la acción.

Figura 2. Posibles configuraciones que puede adoptar un individuo cuando se acerca a otro. La dirección de avance del actor se representa con una flecha. A) Frontal-Frontal, B) Frontal-Anal, C) Paralelo, D) Antiparalelo, E) Perpendicular. Elaboración propia.

La toma de datos se realizó entre noviembre de 2023 y mayo de 2024, recopilándose un total de 443 interacciones, aproximadamente 100 por cada especie. Éstas se analizaron estadísticamente para determinar si había configuraciones preferentes dependientes de la especie y, en el caso de las aproximaciones laterales, si había una tendencia a aproximarse por un lado u otro.

En principio, cabría esperar que los animales con ojos en disposición lateral usaran más las aproximaciones laterales, al ser mayor su campo visual monocular (Figura 1A), y que los animales con ojos en disposición frontal usaran más las aproximaciones no laterales o no mostraran preferencias en absoluto. En cuanto al sentido de la lateralización, cabría esperar que los individuos prefirieran acercarse por la derecha, dejando a su congénere a la izquierda para controlarlo con ese ojo, conectado con el hemisferio derecho (que, como mencionábamos, está relacionado con la respuesta a otros congéneres).

¿Qué encontramos?

Al agrupar las configuraciones en laterales y no laterales, observamos que las cebras de Burchell utilizaron más las configuraciones laterales, mientras que las otras especies prefirieron las no laterales (Figura 3).

Figura 3. Número de aproximaciones laterales y no laterales en cada especie. Las letras distintas (a, b) indican diferencias significativas. Elaboración propia.

Con respecto al sentido de la lateralización, sólo observamos diferencias en la aproximación ‘Antiparalelo’ en el oso pardo y el wallaby de roca de patas amarillas: los osos preferían acercarse por la derecha, y los wallabíes, por la izquierda, siendo este sentido el que cabría esperar. A nivel individual, tan sólo una hembra de oso pardo y una hembra de wallaby de roca de patas amarillas mostraron preferencias en las aproximaciones, aunque no hacia el lado esperado, que era el derecho.

Posibles explicaciones y limitaciones

Agrupando las configuraciones como decíamos, observamos que nuestros resultados confirmaban las predicciones para tres de las cuatro especies estudiadas: aquéllas con ojos en disposición lateral usaban más las configuraciones laterales, mientras que las especies con ojos en disposición frontal utilizaban más las aproximaciones no laterales o no mostraban preferencias. Presumiblemente, a las especies con ojos en disposición frontal les resultarían más informativas las configuraciones no laterales que las laterales, al contrario de lo que sucedería con las especies con ojos en disposición lateral. No obstante, esto no ocurría con el wallaby de roca de patas amarillas, que utilizó mayoritariamente configuraciones no laterales.

Por lo que concierne al sentido de la lateralización, los resultados fueron muy dispares y, salvo en los wallabíes para la configuración ‘Antiparalelo’, no se ajustaron a lo esperado. Una posible explicación es que la lateralización es un carácter plástico, que puede cambiar dependiendo del contexto, la especie o el individuo (Karenina et al., 2018; Giljov & Karenina, 2019). Esto concordaría con los resultados obtenidos en diversos estudios acerca del uso preferente del ojo izquierdo (Casperd & Dunbar, 1996; Giljov & Karenina, 2019; Giljov et al., 2018; Pluháček et al., 2013; Quaresmini et al., 2014; Austin & Rogers, 2013). No obstante, también hay estudios que muestran un uso preferente del ojo derecho (Baraud et al., 2009;: Giljov & Karenina, 2019) o ninguna preferencia en absoluto (Kieson et al., 2023; Baldachini et al., 2021; Camerlink et al., 2018; da Cruz et al., 2023; Fourie et al., 2021).

Por otro lado, conviene recordar que, dado que varios de los análisis estadísticos se realizaron a nivel grupal y no individual, los resultados podrían estar sesgados, al ser desiguales las muestras por individuos. Además, no se puede descartar que el recinto y las condiciones de cautiverio hayan ejercido alguna influencia en las configuraciones escogidas durante las aproximaciones.

Conclusiones

Este estudio aporta nuevos conocimientos sobre la lateralización visual en mamíferos y su relación con el comportamiento social. Los resultados del trabajo muestran que no se puede establecer una relación directa entre la disposición de los ojos y el tipo de aproximación empleado por las especies estudiadas. Puede que la disposición ocular ejerza alguna influencia, pero, en cualquier caso, no sería el único factor determinante. Son necesarios más estudios a fin de esclarecer las causas de la variabilidad en la lateralización y su posible vínculo con factores ecológicos y sociales.

De cara a futuros trabajos, convendría incluir más especies y centrarse en grupos más numerosos. Podría ser interesante, además, incluir información sobre las jerarquías de dominancia, que potencialmente podrían influir en los resultados.

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